El Gran Premio de Mónaco regresa este fin de semana para celebrar su 71º edición. Esta carrera con una historia que se remonta a 1929, mucho antes de la fundación oficial de la Fórmula 1 en 1950, es uno de los eventos más emblemáticos del automovilismo mundial. A lo largo de los años, ha sido testigo de momentos inolvidables, desde las hazañas de Olivier Panis en 1996 hasta la supremacía de Ayrton Senna en las décadas pasadas, sin olvidar el triunfo reciente de Charles Leclerc en 2024. A continuación, repasamos seis instantes que han marcado de forma indeleble el legado de esta prueba única en su género.
1. La creación del Gran Premio en una época anterior a la F1
El 14 de abril de 1929 se inauguró el primer Gran Premio de Mónaco, organizado por Antony Noghès, en las calles de Montecarlo. La carrera fue conquistada por William Grover-Williams, quien manejaba una Bugatti, en un trazado de apenas 3,18 kilómetros. Este evento pionero sentó las bases para una competición que tuvo lugar 21 años antes de que se estableciera oficialmente el Campeonato Mundial de Fórmula 1. Noghès, en aquel entonces presidente del Automobile Club de Mónaco y hijo de un adinerado comerciante de tabaco, diseñó un circuito que convertía las estrechas calles de la pequeña península en un escenario de carreras automovilísticas. La iniciativa fue acogida con entusiasmo inmediato, y en esa primera edición participaron 16 corredores que marcaron el inicio de una tradición que se ha mantenido hasta hoy. La historia de esta carrera se diferencia de otras por su antigüedad y el carácter emblemático que ha sabido conservar a través del tiempo, haciendo que el Gran Premio de Mónaco ostente un estatus único en el automovilismo.
2. La hazaña de Olivier Panis en 1996
El 19 de mayo de 1996 se escribió uno de los capítulos más memorables del deporte motor en Mónaco. En una carrera marcada por las inclemencias del tiempo y múltiples abandonos, Olivier Panis logró su única victoria en la Fórmula 1. El piloto de Ligier, partiendo desde la posición 14 en la parrilla, se mantuvo concentrado en un escenario donde la lluvia provocaba caos en todos los esquemas. Sin embargo, fue su serenidad y estrategia lo que le permitió salir victorioso. La pole position estuvo en manos de Michael Schumacher, quien en la primera vuelta fue superado por Damon Hill y pronto sufrió problemas mecánicos que lo sacaron de carrera. La lista de retirados en esa jornada fue larga: Berger, Alesi, Villeneuve, Häkkinen y otros. Panis, por su parte, supo esperar el momento adecuado, cambiando de neumáticos y adaptándose a la pista que iba secándose, lo que le permitió avanzar en la clasificación. Cuando Hill abandonó en la vuelta 40 debido a un fallo en su motor y Alesi rompió la suspensión en la vuelta 60, Panis quedó en la cabeza, una posición que supo mantener con inteligencia. La carrera culminó con una victoria de apenas 3 segundos, siendo la última de Ligier en la máxima categoría. Este triunfo quedó grabado en la memoria como uno de los gestos más destacados en la historia de la competencia.
3. La hegemonía de Ayrton Senna, el ídolo invencible
Ningún piloto ha dominado con la misma autoridad las carreteras de Mónaco como Ayrton Senna. La leyenda brasileña conquistó en seis ocasiones la gloria en esta pista (1987, y luego en 1989, 1990, 1991, 1992 y 1993), ganándose el apodo de «Rey de Mónaco». La precisión y el talento de Senna en una curva o en la estrechez del circuito eran incomparables. Su serie de cinco triunfos consecutivos que estableció entre 1989 y 1993 aún se mantiene como una marca imbatible. Senna lograba extraer lo mejor de su monoplaza, navegando por los 3,337 kilómetros de trazado con una concentración casi mística, tocando los límites con una perfección técnica que parecía casi sobrenatural. La manera en que controlaba cada centímetro de la pista, sin margen para errores, reflejaba un entendimiento profundo del circuito y una habilidad que trascendía los datos estadísticos. Antes que él, Graham Hill también disfrutó del éxito en Mónaco con cinco triunfos y se ganó el apodo de «Señor Mónaco». Sin embargo, la superioridad de Senna en esta pista comenzó a marcar una época irrepetible que todavía perdura en la historia del automovilismo.
4. La importancia decisiva de la pole en Mónaco
En Mónaco, la clasificación adquiere un peso mucho mayor que en otros trazados. Desde 2004 en adelante, más del 70% de los Grandes Premios han sido ganados por el piloto que salió desde la pole position. Esto se debe en gran parte a la dificultad casi insuperable para adelantar debido a las estrechas calles y las barreras que rodean la pista. La configuración del circuito, con curvas cerradas como el giro del Fairmont y el paso por debajo del túnel, reduce significativamente las oportunidades de reponer posiciones durante la carrera. Por lo tanto, en muchas ocasiones, la posición en la parrilla determina casi por completo el resultado final. La historia reciente muestra que de los 70 Grandes Premios disputados en Montecarlo, 32 han sido conquistados por el primer clasificado, culminando en una tasa de éxito del 45%. Sin embargo, en los tiempos modernos, esa estadística ha ido aún más en aumento, haciendo que la clasificación para la pole sea más crucial que nunca.
5. La revancha de Daniel Ricciardo en 2018
En 2018, Daniel Ricciardo logró vengarse de una experiencia frustrante ocurrida dos años antes. En esa ocasión, partiendo desde la pole, una estrategia inadecuada en los paradas en boxes provocó que perdiera la victoria y terminara en segundo lugar. Pero en 2018, el piloto de Red Bull experimentó una carrera llena de altibajos. Desde la pole, tomó la iniciativa en la carrera, liderando hasta que sufrió un problema técnico con su sistema de recuperación de energía (MGU-K), que le privó de potencia y le hizo perder varias marchas. A pesar de ello, Ricciardo se defendió con gran inteligencia y perseverancia, manteniendo un ritmo suficiente para sostener la ventaja sobre Sebastian Vettel, que venía en Ferrari. La estrategia de administrar los recursos y el esfuerzo le permitió llegar en primera posición, cruzando la meta 7,3 segundos adelante del alemán. Lewis Hamilton completó el podio. Este triunfo fue un acto de justicia para Ricciardo, quien había visto frustradas sus esperanzas en 2016 por un error de su equipo. La victoria en Mónaco familiarizó a los pilotos con la idea de que incluso con dificultades técnicas, la gestión y la paciencia en esa pista pueden ser más determinantes que la velocidad pura.
6. La victoria de Charles Leclerc en 2024: rompiendo la tradición monaguesca
El año 2024 quedó marcado por la primera victoria de Charles Leclerc en su país, Mónaco. Tras años de frustraciones y malas rachas, el piloto de Ferrari logró coronarse en su Grand Prix local, en una temporada que estuvo marcada por numerosas adversidades para él. Saliendo desde la pole, Leclerc afrontó una salida complicada que dejó fuera a varios de sus rivales en la primera vuelta, pero supo administrar la carrera con madurez y estrategia. Convertido en el primer monaguesco en ganar en su tierra desde Louis Chiron, en 1931, Leclerc sacó provecho del impacto emocional para consolidar su éxito. La carrera de 2024 fue todavía más singular por la particularidad de que los primeros diez pilotos en la clasificación clasificaron en el mismo orden en que partieron, un fenómeno que no había ocurrido nunca en la historia de la Fórmula 1 en Monza. Aunque las nuevas reglas que requieren al menos dos paradas en pits podrían alterar ese escenario en el futuro, la carrera de ese año ejemplificó cómo la estrategia y la rendimiento en clasificación siguen siendo fundamentales en esta pista. La leyenda de Mónaco, llena de glamour, tradición y un poco de riesgo, sigue escribiendo nuevas páginas con cada edición. Desde 1929, este Gran Premio mantiene su aura especial, oscilando entre la historia y la innovación, y entre la pasión y la peligrosidad. Este fin de semana, los pilotos de la temporada 2025 buscarán añadir su nombre a esa lista ilustre. ¿Quién logrará la gloria en Montecarlo? La respuesta se dará en la bandera a cuadros.