Se repite a menudo que no hay que celebrar antes de tiempo. Hace medio siglo, exactamente en la misma fecha, Vittorio Brambilla estuvo a punto de pagar caro esa filosofía. Después de tomar la delantera en el Gran Premio de Austria, el piloto nacido en Monza se preparaba para alzar los brazos al cielo en señal de triunfo. Pero su March perdió agarre en la larga capa de agua y chocó contra las protecciones. El coche quedó gravemente dañado. Aun así, el Gorila de Monza culminó su vuelta de celebración con ese bólido deformado.
A pesar de esa escena tan divertida como insólita, el italiano cruzó la línea de meta en primer lugar. Y, sobre todo, lo hizo con el coche en reversa. Este triunfo supuso una gran primicia en la historia de la Fórmula 1, ya que es el único éxito en la carrera del piloto. Una victoria lograda en condiciones extremadamente adversas y lejos de ser ideales.
La temporada 1975 está dominada por un único hombre: Niki Lauda. Una vez más consiguió la pole y, en teoría, nada parecía impedir que el favorito de la casa se llevara la victoria. Pero una lluvia intensa se abatió sobre el Österreichring, conocido hoy como Red Bull Ring.
La salida se pospuso para los comisarios. Sin embargo, aun con esa precaución, la pista estaba completamente encharcada al momento de iniciar la prueba. En estas condiciones, Vittorio Brambilla sacó provecho al máximo—aunque limitado—del potencial de su March para superar a las referencias de la época: Niki Lauda, James Hunt, Clay Regazzoni, Patrick Depailler…
En la decimonovena vuelta, el italiano asumió la delantera y no la dejó escapar. Frente al aguacero que caía sobre el circuito, la dirección de carrera tomó una decisión poco habitual en aquel tiempo: detener la prueba antes de su término. Así, en la vuelta 29, se mostró la bandera a cuadros, regalando un podio tan original como inusual.
Además de la primera victoria de Vittorio Brambilla, en el podio se ubicaron Tom Pryce, que celebraba su primer cajón, y James Hunt, que ofrecía a Hesketh su séptimo y último trofeo.
La situación no beneficiaba a Niki Lauda, ya que de haber sido coronado campeón del mundo en casa habría sido un título histórico. Pero medio punto por su sexta plaza no fue suficiente. Con 17,5 puntos de ventaja y aún 18 por distribuir, quedó a la espera de Monza para conocer si lograría el título mundial.