La Fórmula 1 no solo es el pináculo de la velocidad, también es un laboratorio donde la tecnología automotriz se lleva al límite. Uno de los aspectos más curiosos —y menos conocidos por el gran público— es el consumo de combustible durante un Gran Premio. ¿Cuánto gasta realmente un monoplaza en esas dos horas de pura adrenalina?
El reglamento actual de la FIA
Desde 2014, con la introducción de los motores híbridos V6 turbo, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) impone un límite de combustible en cada carrera. Actualmente, cada monoplaza puede utilizar un máximo de 110 kilogramos de gasolina por Gran Premio, lo que equivale aproximadamente a 140 litros.
Esto significa que, aunque los ingenieros podrían diseñar motores más voraces y potentes, están obligados a buscar la máxima eficiencia energética. En la práctica, el consumo no depende solo del motor, sino también del estilo de conducción, del trazado del circuito y de la estrategia elegida por el equipo.
Comparación con un coche de calle
Para poner las cifras en perspectiva, un automóvil convencional de turismo suele consumir entre 6 y 8 litros de combustible cada 100 kilómetros. Una carrera de Fórmula 1 cubre unos 305 kilómetros (excepto Mónaco), lo que supondría, en un coche normal, entre 20 y 25 litros.
En cambio, un F1 necesita entre 135 y 140 litros para la misma distancia, es decir, casi seis veces más. La diferencia se explica por la potencia del motor, la aerodinámica extrema y las velocidades que superan los 330 km/h.
Tabla comparativa
| Tipo de vehículo | Consumo en 100 km | Consumo aproximado en 305 km |
|---|---|---|
| Coche urbano eficiente | 5 litros | 15 litros |
| Coche deportivo de calle | 12 litros | 36 litros |
| Monoplaza de Fórmula 1 | 45 litros | 135-140 litros |
Factores que influyen en el consumo
Aunque el límite es estricto, no todos los circuitos exigen el mismo gasto de combustible. Los trazados más rápidos, con rectas largas como Monza o Spa, obligan a los ingenieros a ajustar el flujo de energía con precisión milimétrica. En cambio, en circuitos urbanos como Singapur, con curvas cerradas y velocidad media baja, el consumo es más moderado.
Otros elementos determinantes son:
- Modo de conducción: un piloto que empuja al máximo cada vuelta consumirá más que otro que gestione con cabeza.
- Uso del sistema híbrido: la recuperación de energía en frenada (ERS) permite ahorrar algunos kilos de combustible por carrera.
- Condiciones meteorológicas: el calor, la humedad o incluso el viento pueden modificar la eficiencia del motor.
Estrategia y ahorro
Curiosamente, muchos equipos no llenan el tanque con el máximo permitido de 110 kg. ¿Por qué? Porque cada kilo extra significa más peso y menos velocidad. En su lugar, cargan lo justo y confían en la habilidad del piloto para “lift and coast” (levantar el pie antes de la frenada) o en la gestión del sistema híbrido para ahorrar.
Así, el equilibrio perfecto entre rendimiento y consumo se convierte en un arte estratégico que puede decidir una victoria o una derrota.
Una mirada hacia el futuro
La Fórmula 1 ya se prepara para la siguiente revolución: a partir de 2026, los motores serán híbridos aún más eficientes y funcionarán con combustibles 100 % sostenibles. La meta no es solo reducir las emisiones de carbono, sino también demostrar que la innovación en la pista puede trasladarse a los coches de calle.
De esta manera, el consumo de combustible en F1 dejará de ser un tema polémico para convertirse en un símbolo de la transición energética del automovilismo.
«La velocidad es el espectáculo, pero la eficiencia es la verdadera victoria.»