El río Texas registra una temperatura inusualmente alta para mediados de octubre. En Austin, el termómetro marcará más de 31°C durante la sprint y la carrera. Por ello, la FIA ha activado por segunda vez consecutiva su protocolo de «riesgo por calor», apenas dos semanas después de Singapur.
De este modo, los equipos deben instalar sistemas de enfriamiento en las monoplazas. El dispositivo contempla hacer circular un líquido frío a través de un chaleco refrigerante que los pilotos pueden elegir usar o no. El inconveniente es que cuando el hielo seco se agota, el líquido se calienta y el sistema pierde eficacia.
Resultados contrastados tras Singapur
Max Verstappen no llevó el chaleco durante la carrera, alegando que se vuelve contraproducente después de quince a veinte minutos, cuando el calor acumulado lo hace inútil. Las opiniones de otros pilotos señalan que el sistema no está completamente maduro para todos. En efecto, Charles Leclerc solo se benefició del enfriamiento durante cinco vueltas, Gabriel Bortoleto lo desconectó tras diez a quince giros porque se calentaba demasiado, mientras que el de Fernando Alonso apenas duró una hora.
Alex Albon vivió una experiencia distinta: el sistema de su equipo funcionó bien en Singapur, permitiéndole mantenerse fresco durante las veinte vueltas iniciales. Según él, pilotos menos fatigados al final de la prueba pueden rendir mejor que si soportan el calor de principio a fin. Recuerda que el riesgo térmico obedece a la ciencia, no solo a la condición física, y considera que el clima de Texas, menos húmedo que el de Singapur, debería facilitar la situación.
George Russell, vencedor del Gran Premio de Singapur, llevó el chaleco y ya lo había probado en Baréin al inicio de la temporada. Según él, los cockpits pueden alcanzar los 60 °C con una humedad del 90%, condiciones parecidas a un sauna, lo que justifica el uso de estos sistemas.
Como en Singapur, los pilotos que decidan no usar el chaleco deben añadir 500 gramos de lastre en su puesto de conducción para compensar la diferencia de peso. Pero independientemente de la elección individual, la normativa obliga a todos los equipos a disponer del sistema en condiciones operativas.
La FIA tiene previsto hacer obligatorios los chalecos a partir de 2026 en las carreras afectadas por las altas temperaturas, algo que no parece agradar a Verstappen. El campeón neerlandés acusa a la federación de invocar la seguridad de forma sistemática mientras pasa por alto otros problemas que él considera prioritarios, como ciertas configuraciones peligrosas de las zonas de boxes. Para él, la decisión de llevar o no el chaleco debe permanecer en el ámbito individual.