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Isack Hadjar estuvo a punto de puntuar en Singapur, pero fue frenado por problemas técnicos.

Partiendo desde la octava posición en la parrilla, Isack Hadjar, piloto del Racing Bulls, mantuvo durante mucho tiempo la expectativa de meterse entre los diez primeros. Sin embargo, el francés terminó undécimo, a las puertas de sumar puntos, tras un Gran Premio de Singapur repleto de promesas… y de problemas mecánicos.

El propio inicio, eso sí, lució como un pleno: «Hicimos una gran salida, luego gané terreno en la pista, todo parecía ir bien, nos estábamos divirtiendo y teníamos un buen ritmo»

Con serenidad, fluidez y una mordiente precisión, Hadjar sostuvo el pulso frente a pilotos mucho más experimentados, entre ellos Fernando Alonso, lo que provocó una pulla del asturiano en la radio y calificó su temple en un circuito urbano considerado implacable.

Contacto con Oliver Bearman

Pero lo que vino después fue menos agradable. «Tuvimos problemas de motor… no es la primera vez, y nos preguntamos por qué sigue ocurriendo», explicó, frustrado ante las cámaras de Canal+. Una falta de potencia, una merma en el rendimiento, y la remontada se desvaneció.

Hadjar también tuvo que lidiar con un contacto inicial con Ollie Bearman: «Fue algo duro, íbamos uno al lado del otro y terminó por hacerse oír» relata, con resignación. Un roce menor, pero suficiente para comprometer la continuación de su prueba.

Aun así, el piloto francés saca adelante la evaluación con sensaciones positivas: un ritmo sólido, una actitud combativa intacta y una lección importante en un trazado tan exigente como Marina Bay. Si se va sin puntos, Hadjar no duda en lo que dejó claro: tiene cabida en este pelotón, y cuando la mecánica le sonría, habrá que contar con él de forma clara.

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