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SimRacing Expo: Gravitom, un casco háptico que encabeza la lista.

Probamos Gravitom, quizá el producto más espectacular (o alocado) de la feria: un casco háptico que literalmente tira de la cabeza para recrear las fuerzas G. Algo nunca visto, pero aún lejos de llegar a casa.

La idea loca que tardó 10 años en ver la luz (y vas a entender por qué)

Gravitom

Gravitom nace de un equipo compuesto por tres personas que llevan una década trabajando en una idea simple: hacer mover la cabeza del piloto para recrear las fuerzas G. Todo arrancó al detectar que, en un coche real, las sensaciones se perciben más bien desde el torso hacia la cabeza (especialmente en la región del cuello), no tanto bajo el asiento. «Nos lo planteamos como un chiste: ‘habría que hacer que la cabeza se mueva’… y al final decidimos conservar la idea», comenta uno de los desarrolladores.

¿Por qué han pasado 10 años? Porque la tecnología no estaba lista. La realidad virtual era poco convincente, los gráficos no eran lo suficientemente potentes y los ordenadores no rendían; durante mucho tiempo parecía imposible. En los últimos dos años, todos los elementos han encajado para que esto exista de verdad.

¿Cómo funciona?

Gravitom

Además de un casco de realidad virtual habitual para visualizar el juego, el sistema de Gravitom utiliza un casco conectado mediante cables que ejercen tracción sobre la cabeza acorde a las fuerzas experimentadas. Al frenar, la cabeza se desplaza hacia adelante; al acelerar, retrocede; en las curvas, tiende a desplazarse lateralmente. Todo ello dentro de una estructura fija: no hay una plataforma móvil, solo el casco que se mueve.

En el stand de la marca se pudo probar este casco háptico en títulos como Le Mans Ultimate y Assetto Corsa Competizione, usando un volante Simagic (Olive probó ACC). Y, en serio, es inquietante. No se generan G reales porque la jaula no se desplaza, pero se tiene la sensación de experimentarlas de verdad.

Los cables, todo un arte

No es bondage japonés, pero, igual que en Gravitom, la selección de los cables no es trivial. El equipo ha probado una amplia gama de materiales: cuerdas con distintas elasticidades, grados de fricción y resonancia. Actualmente emplean cuerdas de parapente. Probaban cuerdas de pesca, que ofrecían una buena fricción, pero generaban demasiada resonancia: «se sentía la vibración del material, no la del juego», nos cuentan.

Por supuesto, en este tipo de instalación, la posición del casco, de las cuerdas y de los motores es crucial. Todo debe quedar perfectamente ajustado para que funcione.

La seguridad ante todo

Gravitom

Con un sistema que tira del cuello, la seguridad no es opcional. Gravitom implementa un esquema de control con 9 niveles de supervisión y ajuste:

El equipo insiste en no arriesgarse ni un poco. Y se entiende perfectamente.

Las impresiones de Olivier

Como Olivier es de los que se atreven, no nos cojimos a lo loco y le dejamos probar el equipo con todo.

«Al principio me pareció algo agresivo. No es común que algo tire de tu cuello; te da sensación de incomodidad. Después empiezas a resistir y entiendes que puedes… hasta que aceleras a fondo y te quedas pegado hacia atrás»

El sistema estaba configurado demasiado fuerte para la GT3 de la prueba: normalmente no se espera que la cabeza se desplace tan atrás en este tipo de coche.

«Tiene un toque de carrusel, todavía no está perfecto. Te tira más lateralmente de lo que sería en ángulo, como ocurre en la realidad. Es divertido, pero aún es un prototipo. Es prometedor, pero necesita más trabajo».

Claro está que esto requiere mucho ajuste para alcanzar la perfección, y las condiciones de la feria no facilitan afinaciones minuciosas.

No es para tu salón (y eso es intencional)

¿Ya ibas a apretar el botón para comprar? Espera un momento, porque Gravitom no tiene planes de vender el sistema a particulares. Ni siquiera está a la venta por ahora; querían ver las opiniones del evento antes de decidir. Su público objetivo son equipos de competición que entrenen a sus pilotos para aguantar las G (y fortalecer el cuello), o empresas de experiencias de simulación, entre otros.

Aparte del coste —aproximadamente 100 000€ en total (ordenadores muy potentes, motores, base, volante, casco, cables, TODO)— el equipo aún no está seguro de que sea buena idea dejarlo a la venta para uso doméstico.

Si hay compradores potenciales, deberían recibir formación para emplearlo correctamente, entender los datos y que el usuario no sea simplemente una “víctima” de los motores, sino alguien que sienta lo que ocurre y pueda “resistir” como un piloto real.

Si todo sale según lo previsto, una comercialización podría contemplarse dentro de tres años. Pero no hay garantías.

El veredicto

Quien lo probó durante la feria termina diciendo que es una locura. «¿Cómo es posible?» Es impactante, innovador y sorprendente en algunos aspectos. Pero también es imperfecto, agresivo y claramente no está listo para el gran público. En resumen, una cosa es cierta: no se le va a dedicar horas seguidas sin descanso. No hemos logrado aún un cuello de piloto de Fórmula 1.

¿Quieres ver cómo Olivier se lleva un golpe de cervicales? Aquí abajo tienes las pruebas 👇

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