El Sprint del Gran Premio de Estados Unidos se convirtió en una auténtica lotería… y dos pilotos no lograron sacar el número correcto. La FIA impuso sanciones a Lance Stroll y Oliver Bearman, culpables de maniobras consideradas demasiado agresivas —o, tal vez, demasiado optimistas— en una carrera ya marcada por el caos y las numerosas retiradas.
Lance Stroll, frenado demasiado tarde y sanción inmediata
El primer conductor que pasó por el filtro de los comisarios fue Lance Stroll, implicado en un choque espectacular con Esteban Ocon en la primera curva. El piloto canadiense intentó un adelantamiento interior audaz —o arriesgado, según la visión— pero falló por completo el punto de frenado, chocando contra el Alpine y provocando la retirada de ambos monoplazas en la misma secuencia.
Los responsables no dejaron lugar a interpretaciones: «El coche 18 intentó un adelantamiento por el interior sobre el coche 31 en la curva 1, pero calculó mal el punto de frenaje y se produjo la colisión. El piloto del coche 18 es considerado plenamente responsable.»
Veredicto: 5 puestos de penalización en la parrilla del Gran Premio del domingo, y 2 puntos en su super-licencia (con lo cual acumula siete puntos en doce meses). Una sanción lógica para un incidente tan evitable como costoso —dado que Stroll, consciente de su fallo, levantó la mano para pedir perdón al abandonar la pista.
Oliver Bearman, defensa demasiado amplia para la FIA
A pocos giros de distancia, fue Oliver Bearman quien recibió la sentencia. El joven piloto de Haas, que disputaba posición frente a Antonelli, defendió su sitio con tanta firmeza que acabó saliéndose de la pista en la curva 12 antes de volver delante de la Mercedes. Un movimiento demasiado contundente para pasar desapercibido.
El informe es inequívoco: «El coche 12 intentaba un adelantamiento legítimo por dentro y tenía derecho a usar toda la anchura de la pista. El coche 87 salió de la pista para defenderse y regresó delante del 12, ganando así una ventaja sostenida.»
Resultado: 10 segundos de penalización para Bearman, que ve escapar el último punto que tenía en la carrera. Antonelli, por su parte, hereda la octava posición —y el pequeño punto simbólico que acompaña a esa colocación.